La Unión Europea vuelve a poner a Google en el centro de la controversia. Esta vez, el gigante tecnológico ha sido multado con 2.400 millones de euros por abuso de posición dominante con su servicio Google Shopping.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha confirmado la sanción que ya impuso la Comisión Europea en 2017, tras varios años de disputas legales. ¿El problema? Según el tribunal, Google favoreció de manera injusta a su propio servicio de comparación de productos, relegando a sus competidores en los resultados de búsqueda.
¿Qué significa esto para la competencia en el mercado?
La Comisión Europea dejó claro que la conducta de Google no solo afectaba a la competencia, sino que lo hacía de una manera descarada. Los resultados de Google Shopping aparecían destacados con cuadros visuales atractivos, imágenes y descripciones, mientras que los servicios de comparación de productos de la competencia quedaban enterrados bajo enlaces simples, los conocidos «enlaces azules«.
Esto no es solo un capricho visual; impacta directamente en la capacidad de otras empresas para captar la atención de los usuarios. Si tu competidor aparece con imágenes llamativas y tú quedas como un simple link más, el usuario promedio casi ni te ve.
Y en internet, si no te ven, no existes.
¿Qué implica un «abuso de posición dominante»?
Tener el liderazgo en un mercado no es ilegal, pero aprovechar ese liderazgo para pisotear a la competencia sí lo es. Eso es exactamente lo que la UE ha dicho que hizo Google: aprovechó su posición en el mercado de las búsquedas para destacar sus propios productos sobre los de otros.
En pocas palabras, Google usó su «escenario privilegiado» para dar más visibilidad a su servicio de comparación de productos y restársela a sus rivales. ¿El resultado? Un mercado menos competitivo y con menos opciones para los usuarios.
Este comportamiento, que se produjo en 13 países del Espacio Económico Europeo (EEE), no solo distorsionó el mercado, sino que también dificultó la competencia basada en los méritos. El tribunal ha sido claro: no puedes jugar con las reglas si las haces a tu favor.
Años de batallas legales
Tras la multa inicial de 2.400 millones de euros en 2017, Google apeló la decisión ante el Tribunal General de la Unión Europea. Aunque el tribunal mantuvo la multa, Google no se quedó quieta y decidió llevar el caso al TJUE. El resultado de este último recurso ha sido el mismo: Google pierde de nuevo y deberá pagar la multa completa.
Lo importante aquí es que el tribunal reafirma un principio clave: ser el líder del mercado no te da carta blanca para abusar de tu poder.
Impacto en Google y las grandes tecnológicas
Este veredicto no es solo un golpe para Google, sino también una advertencia para otras gigantes tecnológicas que intentan controlar sectores estratégicos como el de las búsquedas en línea o el comercio electrónico.
La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, ha liderado una cruzada contra los monopolios tecnológicos, y esta sentencia es un gran logro en esa batalla.
Además, este fallo podría desencadenar nuevas investigaciones y sanciones para Google en otros mercados europeos. De hecho, este no es el primer encontronazo de Google con las autoridades de competencia.
Este año, Google también fue multada en Francia con 250 millones de euros por usar contenido de editores y agencias de prensa sin el consentimiento adecuado para entrenar su modelo de inteligencia artificial, Bard (ahora llamado Gemini).
Más allá de Europa: Google y sus problemas legales en todo el mundo
La situación en la UE no es el único quebradero de cabeza legal para Google. En agosto, un tribunal en Estados Unidos también dictaminó que Google ha actuado como un monopolio al fijar precios supracompetitivos en los anuncios de búsqueda.
El tribunal concluyó que los acuerdos de distribución exclusivos de Google restringían la posibilidad de que los competidores instalen sus motores de búsqueda en dispositivos móviles, limitando así la capacidad de elección de los usuarios.
Este tipo de conductas refuerza la idea de que Google no solo ha abusado de su poder en Europa, sino también en otros mercados. Y lo peor para la compañía es que esto no ha terminado: cada vez más reguladores y gobiernos están dispuestos a plantar cara a los abusos de las grandes tecnológicas, y Google parece estar en el centro de muchas de estas batallas.
Lo que hemos visto con esta sentencia es más que una simple multa a Google: es una advertencia contundente a todas las grandes tecnológicas. Los reguladores están cada vez más atentos a los movimientos de las empresas dominantes y no van a permitir que usen su poder para sofocar a la competencia.
Para los usuarios y competidores, esta decisión supone una victoria importante. A largo plazo, garantiza un mercado más justo y con mayor diversidad de opciones.
La pregunta es: ¿aprenderá Google la lección? Solo el tiempo lo dirá.
Imagen generada con ChatGPT 40