Me gusta mi profesión y te cuento por qué…

Me gusta mi profesión y te cuento por qué…

Estimado consumidor, el mundo del seguro arrastra una fama no muy positiva, no sé cuál será tu opinión concreta y te invito a dejar comentarios al final de este artículo; por ello a menudo me preguntan qué me gusta de mi trabajo con la mala fama que tiene, pues bien te lo voy a contar.

Podría hablarte de los aspectos técnicos, de la precisión que requiere calcular riesgos, ajustar pólizas y garantizar que cada cliente reciba una cobertura adecuada. Y sí, disfruto esa parte técnica, pero en realidad la razón más profunda por la que amo lo que hago va más allá de lo pragmático, de lo técnico y del negocio, tiene que ver con el impacto humano que genera mi profesión, con el hecho de que el seguro trata de brindar apoyo y seguridad a las personas cuando más lo necesitamos.

Los seguros son una herramienta fundamental que combina la necesidad de exactitud técnica con un profundo sentido de responsabilidad y solidaridad humana. En mi día a día, dedico gran parte del tiempo a analizar detalles, revisar contratos y asegurarme de que cada póliza cumpla con los requisitos legales y tus necesidades personales y patrimoniales como cliente y asegurado.

Es un trabajo que exige atención constante y una clara comprensión de los riesgos. Todo debe estar diseñado para funcionar de manera impecable cuando llegado el momento se pone a prueba el trabajo realizado. Y esa parte técnica es algo que me apasiona, porque implica resolver problemas complejos y ofrecer certezas en un mundo lleno de incertidumbres.

Sin embargo, la parte que realmente me motiva y me llena de satisfacción es la dimensión humana del trabajo. Al final del día, lo que realmente estoy ofreciendo a las personas es seguridad y tranquilidad. En un mundo en el que los imprevistos están a la vuelta de la esquina, poder decirles a mis clientes que estarán protegidos ante lo inesperado es un privilegio.

Los seguros no solo cubren gastos y pérdidas económicas. Proveen algo aún más valioso: una red de seguridad emocional.

Cuando una persona pasa por un accidente o una situación difícil, lo último que debería preocuparse es el aspecto financiero. Saber que mi trabajo ayuda a eliminar ese peso de sus hombros me motiva especialmente.

También este trabajo me permite ser un puente entre la seguridad financiera y la empatía. Las personas no siempre entienden de inmediato la importancia de los seguros, considero parte de mi responsabilidad profesional explicar, con calma y detalle, por qué es crucial estar protegidos ante imprevistos, en muchísimas ocasiones los clientes consideran que los seguros son un gasto innecesario, pero cuando consigo que comprendan que, en realidad, son una inversión en su paz mental y en su futuro, siento como un “deber cumplido”.

Este proceso de educar, de guiar a las personas hacia decisiones más seguras y responsables, es algo que me satisface profundamente aunque no acabe mediando sus seguros.

Otro aspecto que valoro mucho es el hecho de que mi trabajo no termina cuando se firma la póliza, de hecho, es en ese momento cuando empieza lo más importante. Saber que estaré allí cuando un cliente me necesite, cuando algo inesperado suceda, es una responsabilidad que no tomo a la ligera.

En los momentos de crisis, cuando las personas son vulnerables, mi trabajo consiste en ser un apoyo, en hacer que el proceso sea lo más fácil posible, en asegurar que la promesa que hicimos al inicio se cumple, y eso va más allá de lo contractual; es mi compromiso humano. Me ha tocado ver de cerca muchas veces cómo el seguro ha marcado una diferencia real en la vida de las personas, familias y empresas, esos son los momentos que me recuerdan por qué amo lo que hago.

Al mismo tiempo, trabajar en seguros me ha enseñado muchas lecciones sobre la misma vida. Me ha hecho reflexionar sobre la fragilidad de las cosas y sobre cómo todos, en mayor o menor medida, estamos expuestos a lo inesperado.

Y aunque no podemos evitar que sucedan accidentes o imprevistos, podemos estar preparados para enfrentarlos. En ese sentido, siento que mi trabajo, además de técnico, es profundamente filosófico. Me hace cuestionar qué es lo verdaderamente importante en la vida, qué es lo que queremos proteger y cómo podemos hacerlo de la mejor forma posible.

Otro aspecto que me motiva es el sentido de comunidad que genera este sector. El seguro es, en cierto modo, un acuerdo colectivo; es la forma en que todos contribuimos a protegernos mutuamente, es la esencia del seguro. Esa idea de que todos estamos conectados, de que lo que sucede a una persona afecta a los demás, está en el corazón de lo que hacemos.

Y en un mundo donde a veces parece que cada uno va por su cuenta, me gusta saber que mi trabajo fomenta un sentido de solidaridad, de apoyo social colectivo.

En resumen, lo que me gusta de mi trabajo es la posibilidad de combinar dos dimensiones esenciales: la técnica y la humana. Disfruto del desafío de ofrecer un producto que sea preciso y eficiente, cuyo impacto en la vida de las personas convierte al seguro en un elemento de Confianza, de Gran Valor que no de precio.

Saber que, en los momentos más difíciles, puedo ofrecer un poco de alivio y tranquilidad me hace sentir orgulloso de lo que hago. Hacer mi trabajo con el mayor rigor técnico y con la mayor empatía posible es mi reto y estímulo diario.

Nos vemos,

 

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