Hace años era lo más habitual. Solicitar un préstamos hipotecario que servía para comprar la casa, amueblarla y todavía sobraba para darte algún capricho.

Fue a partir de la crisis financiera de 2008 cuando los bancos endurecieron al máximo las condiciones tanto en la concesión de hipotecas como el importe financiado que se sitúa actualmente en un 80% el valor de compra del inmuebles.

Esto supone que muchos consumidores, generalmente jóvenes, no pueden permitirse pagar el 20% restante a lo que hay que sumar otros gastos inherentes a la compra de una vivienda.

Además las entidades bancarias realizan un examen exhaustivo del poder de endeudamiento del cliente y su nivel de solvencia que implica elevaos ingresos y una situación laboral estable.

Una opción para poder acceder a un crédito hipotecario cercano al 100% del precio de la vivienda es dirigirse a las inmobiliarias de los propios bancos que tienen un stock de inmuebles a la venta y que pueden suponer una mejora en las condiciones cercano al 90% del valor de compra.

La conclusión es que las hipotecas al 100% son cosa del pasado pero, como ya ha ocurrido en otros tiempos, el mercado es cambiante y la elevada demanda ha supuesto el inicio de una nueva guerra hipotecaria que supondrá a medio plazo la aparición de nuevos productos en condiciones más favorables.