Al menos eso es lo que se desprende de la publicidad que podemos ver en los distintos medios y que persigue atraer a usuarios de otras operadoras con un gancho tan atractivo como poder acceder a un terminal nuevo.

Hasta ahí todo parece correcto, pero cuando el consumidor profundiza en las condiciones establecidas es cuando se da cuenta de que el concepto gratis empieza a difuminarse. De entrada el usuario debe contar con un número de teléfono previamente y solicitar la portabilidad, si no que además debe contratar una tarifa de móvil con el nuevo operador (algo lógico por otro lado) así como firmar una permanencia en el tiempo que, en caso de no cumplirse, supondrá una penalización económica en función del terminal elegido.

De manera que podemos decir que esta práctica tan generalizada por las operadoras de telefonía quizá no debería utilizar el término gratis tan alegremente ya que, al final, de lo que estamos hablando es más bien de una operación de financiación vía renting.

Por eso aconsejamos a los consumidores que revisen con detenimiento las condiciones que se esconden detrás del término «teléfono gratis» ya que ante la obligación de tener que contratar una determinada tarifa, una permanencia (que puede ser de hasta 24 meses) y la penalización aplicable en caso de no cumplirse ese compromiso de tiempo. igual y no es tan buen negocio.